La piel es una de las artesanías más antiguas conocidas por la humanidad.

Hace 170,000 años, nuestros ancestros usaron las pieles de los animales que cazaban para protegerse del clima, como tótems o amuletos, para instrumentos musicales rudimentarios e incluso para llevar sus pertenencias mientras deambulaban por las tierras.

Aprendieron a evitar que se pudrieran curtiéndolas y a lo largo de los siglos, el uso de pieles curtidas se ha convertido en una industria muy respetada.

Las tenerías son clave en esta cadena de reciclaje, convirtiendo un producto de desecho de la industria cárnica en un material valioso que genera empleos y riqueza.

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